Cómo un acuerdo de conducción puede ayudar a su hijo a llegar a casa sano y salvo
Los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte entre los adolescentes estadounidenses de 16 a 19 años. Los conductores adolescentes tienen tres veces más probabilidades de sufrir un accidente que los mayores de 20 años. Aunque algunos de estos accidentes se deben a la inexperiencia, otros se producen por negligencia e imprudencia. Con tanto riesgo, ¿cómo pueden ayudar los padres de conductores adolescentes a evitar una tragedia?
Un acuerdo de conducción
Para luchar contra las muertes de adolescentes, los CDC recomiendan encarecidamente a los padres que establezcan un acuerdo de conducción con los jóvenes conductores. Se trata de un documento sencillo que establece las expectativas sobre el uso del coche. Es una promesa de obedecer las normas de circulación, evitar las distracciones al volante y no conducir nunca en estado de embriaguez o fatiga.
Suele incluir algún grado de castigo o revocación del uso por incumplir los términos del acuerdo y es consensuado tanto por los padres como por el adolescente. Aunque un acuerdo de conducción puede incluir casi cualquier cosa, los CDC disponen de una plantilla imprimible en su sitio web.
Conduzca con el ejemplo
Los malos hábitos de conducción son un comportamiento aprendido que muchos conductores jóvenes adquieren observando a sus padres. Es bien sabido que los padres que conducen a la defensiva tienen menos probabilidades de que sus hijos adolescentes sean multados o se vean implicados en un accidente de tráfico.
Una buena forma de inculcar hábitos de conducción a su hijo es abstenerse de la agresividad al volante, actuar con precaución y, en general, practicar sus propios buenos hábitos de conducción en todo momento. Además, debe dedicar tiempo a hablar con su hijo adolescente sobre las maniobras de conducción difíciles (como los giros a la izquierda sin protección) y repasar las ocho zonas de peligro en las que es más probable que se produzcan accidentes de tráfico entre adolescentes.
Cuanto más cómodo se sienta su hijo adolescente al volante, menos probable será que incurra en conductas peligrosas o temerarias que podrían provocar lesiones graves o, mucho peor.
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